Pues se equivocaron en sus pronósticos los expertos analistas americanos. Ni Canelo es Chávez ni Trout se parece a Whitaker, cosas ambas que ya sabíamos.
Boxeo en la larga por parte del Canelo, con bombas fuera de distancia, abriendo en demasía las piernas y levantando el mentón. Trout agazapado, como con miedo a impactar no fuera a romperse las manos.
Después de la caída el mexicano ha ido regalando rounds, como si le sobraran, o como si supiera la puntuación de los jueces, porque nos han parecido más ajustadas a la realidad las puntuaciones de los comentaristas de ShowTime que las de quienes cobraron por juzgar el pleito. En los últimos asaltos el Canelo ha trabajado como si ganara el asalto quien mete el golpe más claro y no quien conecta más golpes.
En fin, un combate más que pasados unos días podremos relegar al cajón del olvido. Chávez y Whitaker siguen siendo referencia del alto nivel boxístico alcanzado en su día pero al que en estos momentos nuestro deporte está lejos de volver a asomarse.