Aquella tarde se enfrentaban el campeón del peso pesado, Tommy Burns, con un récord de 34-3-8, y el campeón de Australia, Bill Squires, con una tarjeta de 19-1. Squires, a pesar de su bisoñez en campeonatos mundiales y de las tres defensas del título que había hecho Burns, era el favorito por un estrecho margen de 10 a 9.
Se enfrentarían al año siguiente en otras dos ocasiones más con victoria para el mismo púgil que habría de ganar esta pelea. Este combate se pactó a la distancia de 45 asaltos.
Pero ya os avisamos que no llegó a los puntos. Los dos siguientes combates se concertaron a la más humana distancia de 20 asaltos.
Ya supondréis que estamos hablando de otra época… Era el 4 de julio de 1907, como ya sabéis, un día marcado especialmente en el calendario gringo. Hace más de cien años que se disputó este combate truculento; cada púgil posiblemente calzara guantes de 6 oz. El árbitro, con sombrero vaquero, un ex campeón mundial del peso completo: James J. Jeffries. ¡Y el ring es de dos cuerdas!
Y sin más prolegómenos, el combate completo: Ladies and gentlemen, let’s get ready to rumble…
Queremos dejaros un último apunte: en el momento de celebrarse este duelo a Tommy Burns le quedaba poco menos de un año y medio para medirse al mítico Jack Johnson, el campeón de los puños de ébano, «El Gigante de Galveston» y pasar así a formar parte de la historia… muy a su pesar.