Hubo un tiempo, quizá desde mediados del siglo XX, en el que los campeones mundiales del peso pesado siempre eran negros. Y se habló de la gran esperanza blanca (en realidad el término se acuñó en tiempo de Jack Johnson). Pero también es cierto que todos eran norteamericanos, y nunca se habló de la gran esperanza europea; era tiempo perdido. Los grandes pesos eran negros y norteamericanos.

Algún europeo (y blanco) fue coronado como campeón mundial en 1989 por una federación menor, de esas que llamamos de chichinabo (la expresión existe, chaval), por lo que se le hizo poco caso a pesar de ser un buen púgil. Pero no toca hablar del italiano Francesco Damiani, ni tampoco de aquella federación, la WBO, actualmente respetada en el panorama boxístico mundial. Hoy vamos a presentaros al inglés Lennox Lewis, un tipo de 1’96 m de altura y 2’13 m de envergadura, que llegó a ser campeón mundial del WBC, la WBA y la IBF, y que se encuentra retirado desde 2003, con un récord de 41(32)-2(2)-1.

Nacido en West Ham, Londres, el 2 de septiembre de 1965 (¡sí, hoy es su cumpleaños!), su madre —de origen jamaicano—, cuando el padre de Lennox les abandonó, se mudó a la región de Ontario (Canadá) siendo aún niño el futuro campeón, lo que le llevó a acabar representando a este gran país en los Juegos Olímpicos. En 1982 fue campeón del mundo amateur junior. En 1984 participó en los JJ.OO. de Los Ángeles, pero fue apeado del torneo por Tyrell Biggs, a la postre oro olímpico (una de las víctimas profesionales de Tyson, que lo había apeado en su día de los Juegos Olímpicos). Lewis sorprendió a todos continuando cuatro años más en el terreno amateur y se desquitó en Seúl 1988, obteniendo el ansiado metal olímpico. En la final ganó por nocaut técnico a Riddick Bowe en el segundo asalto, quien más tarde sería campeón mundial del peso pesado.

Tenéis una más que buena semblanza de Lennox Lewis en la Wikipedia en castellano.

Pasado al boxeo rentado, Lennox Lewis decidió hacer valer su nacionalidad británica, y obtuvo grandes victorias ante los mejores, imponiendo un dominio tiránico en la división debido a su altura, a su envergadura y a su poderío, aunque fue tildado por la crítica al conducirse con excesiva frialdad, parsimonia o tranquilidad, como quiera verse, aunque muy lejos de la gelidez de los Klitschko. Pero con mucho lo más sonado fueron sus dos derrotas, tanto por producirse ante púgiles a los que engrandeció al perder por nocaut como por la forma de caer de Lewis, siempre muy aparatosa, desplomándose por completo. Aquí tenéis su derrota ante Oliver McCall, el 24 de septiembre de 1994, quien se presentó con 5 derrotas acumuladas en 29 combates contra el récord inmaculado de Lennox Lewis de 25(22).

Fijaos en la mano que mete McCall… Está precedida como de una espantada, echando la cara hacia atrás, y luego el golpe lo conecta a ciegas. Un único golpe, y patas arriba el campeón. La reacción de McCall y de su esquina tras la victoria deja mucho que desear, una actitud más propia de quien le toca la lotería de navidad jugando un único número que de un campeón del mundo que se ha preparado a conciencia para obtener la diadema universal.

Dos años y medio hubo de esperar el británico para desquitarse frente a este rival, al que derrotó por nocaut técnico en cinco rounds.

Os vamos a dejar un par de combates en los que «The Lion», como también se le conoce en el boxeo, impone esa tiranía a la que aludíamos, y lo hace frente a dos muy buenos púgiles, aunque tiene otros muchos y muy buenos combates ante, por ejemplo, Mike Tyson, Frank Bruno o Evander Holyfield.

El primer combate que os proponemos es el que le enfrentó a Donovan «Razor» Ruddock, del que ya os hemos hablado con motivo de uno de sus combates contra «Iron» Mike (Mike Tyson), y aquel soberbio gancho con el que demolió a Michael «Dinamita» Dokes. Utilizad el buscador de la bitácora para encontrar estas dos entradas escribiendo ‘Ruddock’ como palabra clave.

Ya sabéis que Razor Ruddock caía todo despatarrado, y ahora también sabéis que Lewis caía de manera estrepitosa; por supuesto se preveía que el combate no iba a llegar al límite. Así pues, uno u otro —o los dos— caerían de forma estruendosa; pero… ¿cuál? ¿Caerían ambos a lo largo del combate?

Vais a ver el desenlace enseguida, en cuanto pinchéis en el play del Youtube.

El otro combate que os ofrecemos transcurre casi ocho años después, y le enfrenta al sudafricano Francois Botha, el Búfalo Blanco. Botha es otro de los que ha peleado con los mejores, llegando a obtener el título mundial IBF ante el alemán Axel Schulz, pero en el control antidopaje dio positivo por nandrolona, y aunque se exculpó diciendo que el medicamento le fue recetado por un médico para paliar una lesión en un brazo, lo cierto es que el resultado oficial es un «no contest», o combate sin decisión.

Frans Botha también ha participado en combates de kickboxing, y aunque tiene un récord negativo (más derrotas que victorias), ha ganado ni más ni menos que a Jérôme Le Banner por nocaut técnico y a Peter Aerts por KO.

Aquí os dejamos con el combate entre Lennox Lewis y Frans Botha.

Para postre hemos dejado el último combate de Lennox Lewis, celebrado el 21 de junio de 2003 en el Staples Center de Los Angeles, California, cuando casi tenía 38 años de edad. Su oponente… un no tan joven Vitali Klitschko (32) que se presentó con un récord boxístico profesional de 32(31)-1(1).

Vamos a utilizar un nuevo plugin que acabamos de implementar y vamos a ir diciéndoos lo que ocurrió asalto por asalto de tal manera que podáis ver el combate primero y luego leer nuestros comentarios o ver los comentarios que queráis a medida que visionáis el combate.

Como ya os habréis imaginando, Lennox casi siempre ha peleado con boxeadores más bajos que él, pero esta vez iba a enfrentar su 1’96 m a los 2’01 m de Klitschko. De parte de Lewis estaba la ventaja de la envergadura: mientras el ucraniano tiene 2’01 m, el londinense presenta 2’13 m con los brazos en cruz. La envergadura suma la anchura entre hombros, puesto que se mide de punta de dedo corazón a punta de dedo corazón, por lo que no refleja el alcance real de los brazos de cada contendiente.

Al árbitro lo vais a reconocer enseguida; es el Dr. Lou Moret, el réferi apapanoelado que acaba de arbitrar el Abner Mares vs Jhonny González que os hemos presentado hace dos artículos. Mucho valor le echó para meterse entre aquellos obuses que caían de uno y otro lado. Se pasa el combate trabajando a destajo, pero el hombre no se arredra ante aquellas dos enormes murallas.

Os dejamos ya con el combate y debajo comenzamos a utilizar el plugin para evitar los spoiler o revelación indeseada de resultados.

Pero no os vayáis todavía… Os tenemos reservado un extra…