Si es que se han acabado los titulares y nos tememos haber repetido uno de los cientos que se han visto estos días por los blogs y los medios de comunicación especializados en boxeo. Pero la pregunta es si Cotto se había ido.
Dos derrotas consecutivas, ambas a los puntos, y diez meses sin aparecer por escena, y los entendidos ya lo daban por enterrado boxísticamente a los 32 años.
Miguel Cotto ha destruido al dominicano Delvin Rodríguez en tres asaltos y ahora lo elevan a los altares de fistiana para emparejarlo con Sergio Martínez, que se hace llamar «Maravilla», o de nuevo con el número uno mundial, Floyd Mayweather Jr.
Pero nos tememos que ni una cosa ni otra. Rodríguez llegaba al ring con un récord de 28(16)-6(1)-3. Un registro más que discreto para enfrentarse con una de las supuestas estrellas del momento. Y es que el insaciable periodismo deportivo si no cuenta con ases y héroes los inventa para enterrarlos al primer patinazo y volverlos a desenterrar en el siguiente pisotón.
Cotto es un excelente boxeador, pero ni tan bueno como lo han presentado estos días en que lo han renacido para vender más líneas y más segundos, ni tan malo como para darlo por acabado.
Noches de gloria pueden esperar todavía al portorriqueño Miguel Cotto, pero también algún que otro disgusto. Dejemos que las cosas acontezcan y que la prensa deportiva, cada vez más amarillácea, deje de jugar a la pitonisa. Ni siquiera los que de verdad se juegan su dinero augurando futuros en las casas de apuestas saben a ciencia cierta qué ocurrirá en la próxima pelea.
De momento contentémonos con visionar el combate. Eso sí, tras las pertinentes descargas pues los dueños de Top Rank no están dispuestos a dejar que los aficionados a los que sus gobiernos les prohíbe el boxeo, como a nosotros, puedan disfrutar de tres escasos rounds. El combate se disputaba el 5 de octubre de este año 2013, en el Amway Center, de Orlando, Florida, en los Estados Unidos.