La primera final de K1

Ya sabéis que no nos gusta el K1. Ahora parece que andan con problemas financieros, con sucesivas compras y ventas de propiedades intangibles tales que derechos y derechos sobre los derechos: ingeniería financiera que no augura nada bueno. Deben o debían dinero a púgiles (que ya es lo último que puede esperarse de una organización que se precie), y se fueron transformando en sucesivas sociedades. Parece que perdura el K1 MAX, pero ahora otros formatos están ganando auge, tales como el GLORY y el Max Muay Thai, y a fe que lo están haciendo bien.

Es posible que el público se cansara de un formato más propio de las artes marciales japonesas, como el Kyokushinkai, modalidad de karate muy dura y espectacular, donde el formato tipo torneo es viable. En kickboxing siempre creímos que el formato de torneo con ocho púgiles no tenía futuro (y han sido 20 años, así pues… ¿nos equivocamos?). A mediados de los años noventa se hizo un experimento similar en boxeo. No recordamos más que aquel torneo a ocho. El boxeo lleva más de un siglo con un formato que le ha dado éxitos y no va a cambiar ahora los ojos por el rabo, como hizo el topo.

No sabemos tampoco qué ha sido de organizaciones como la WKA, que nunca fueron federaciones al uso, sino empresas multinacionales como son las federaciones mundiales y continentales de todos los deportes profesionales (golf, fútbol, tenis…). En España, y en Europa, seguimos apegados al modelo de Papá Estado para todo lo que sea deporte, incapaces de disociar el deporte profesional (que debe ser regido por empresas) del deporte aficionado (que debe ser dirigido por federaciones supervisadas por el Estado), y nos encontramos con federaciones que se crearon para administrar el deporte aficionado obteniendo pingües beneficios con el deporte profesional, y conocemos presidentes que se apegan al cargo como fértil y cómodo modus vivendi.

Filosofías deportivas aparte, volvamos al K1 y a sus orígenes. Hemos encontrado la primera final del K1 que se celebró en Tokio (Japón), el K1 Grand Prix, entre el croata Branko Cikatić y el holandés Ernesto Hoost, de origen surinamés. Los anales nos dicen que el torneo tuvo lugar el 30 de abril de 1993.

En esta primera final del K1 (algunos buenos competidores actuales aún no iban al colegio, otros no tan buenos llevábamos peleando desde 1980), pudimos ver a dos kickboxers o/y thaiboxers bastante versátiles, pues lo mismo peleaban con lowkicks que con rodillazos y codazos. Sobre el ring observamos los estilos, las formas de pelear, que en aquellos años estábamos viendo en el kickboxing en esencia pura.

Luego, la profesionalización y la especialización en el K1, con combates a tres asaltos, donde es complicado recuperar en las cartulinas una cuenta de protección, lo que vuelve a los púgiles harto reservones, fue haciendo estragos. Tres asaltos es más que suficiente para que un amateur comience en el noble arte de los deportes de las dieciséis cuerdas, pero apenas da lugar para que un profesional desarrolle estrategias complejas, limitándose los contendientes a presentar en batalla una o dos tácticas, pues sólo conocen de antemano el rival que les ha correspondido para cuartos de final. Pelear, enfriar, volver a pelear… Es una agonía que impide a un púgil centrarse en su combate para realizar una excelente performance (desempeño, actuación), y con ello el espectáculo tenía que resentirse.

Basta también de filosofías boxísticas y pasemos a lo que todos estáis esperando, la final entre Branko Cikatić y Ernesto Hoost.

El croata llegaba a esta final a la longeva edad para un kickboxer de 38 años y 208 días; su oponente era diez años más joven, pero no era ningún pipiolo, habiendo disputado para entonces un puñado de títulos europeos y mundiales. Hoost se plantó en la final ni más ni menos que tras eliminar a Peter Aerts (Ernesto Hoost vs Peter Aerts) en cuartos por decisión mayoritaria, y en semifinales ganando por KO de highkick en el tercer asalto a todo un legendario Maurice Smith (Ernesto Hoost vs Maurice Smith). Por su parte Cikatić había perdido en 1987 contra el mítico Don «Dragon» Wilson por nocaut en el séptimo asalto; había perdido por descalificación en dos asaltos en 1989 ante el mismo Ernesto Hoost que esta noche quería el primer título de K1; y le había hecho un nulo en 1992 al legendario Dennis Alexio. Para plantarse en la final quizá transitó por un camino más sencillo que Hoost, pues venció al tailandés Changpuek Kiatsongrit, el mismo que apalizara a Rick Roufus en 1988 y que ya os presentamos en su día (Branko Cikatić vs Changpuek Kiatsongrit, posiblemente sacándole una considerable ventaja de peso (más de 20 kilogramos), con un nocaut en el primer asalto, y luego desembarazándose también por la vía rápida, aunque en el tercer round, del brioso japonés Masaaki Satake con un gancho de izquierda.

Habréis comprobado que el árbitro es más malo que la carne de pescuezo. Interviene constantemente, tanto si se da una pausa que se le hace larga como si se produce un duro cruce de golpes. Observad que justo antes del nocaut (no os desvelamos nada, habida cuenta de la duración del vídeo) hace un gesto como para interponerse y da una voz. No parece que el noqueado haya sido distraído por esa acción del trencilla, pero bien podría haber sucedido. Es manía que aún hoy tienen los árbitros tailandeses.

Veinte meses después volverían a verse las caras, concretamente el 12 de diciembre de 1994, en el marco del K-1 Legend, esta vez en Nagoya, Japón. Por cierto, que son dos torres: 1’95 m para Cikatić, 1’89 m para Hoost. Como hemos supuesto que también os gustaría ver este combate, aquí lo tenéis. De nada, machotes.

Si queréis tener guardado todo aquel K1 Grand Prix de 1993, aquí os dejamos la descarga con enlaces torrent:

¿Que no sabéis qué es eso de los torrent y cómo se descargan? Pues los BitTorrent son un tipo de enlace P2P, es decir, que alguien lo comparte con vosotros desde su ordenador, y el mejor programa en estos momentos es el uTorrent (picoTorrent) y lo podéis conseguir gratuitamente en su website: Descargar aplicación uTorrent. Seguro que le vais a encontrar un montón de utilidades.

Un comentario en “La primera final de K1

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