Segundas partes nunca fueron buenas

Al menos para el perdedor…

El jueves nos despedimos con el combate del año 1990, que fue también el combate de la década, al igual que el combate de Manos de Piedra Durán contra Sugar Leonard que os dejamos en Touch Gloves a comienzos de esta semana fue el combate del año en 1980, siendo también el combate de aquella década. Ambas batallas protagonizadas y ganadas por hispanos. Ambos dioses ocupan el Olimpo del boxeo hispano en triunvirato con el ya desaparecido Carlos Monzón. México, Panamá y Argentina. Boxeo de muchos quilates en este vuestro blog favorito. Y basta de cháchara, porque hoy hemos entrado para dejaros la segunda parte del Chávez vs Taylor.

Y es que las víctimas que iba dejando Julio César Chávez por el camino nunca volvieron a ser lo que eran. Alguien se ocupó una vez de comprobar qué había sido de los rivales que Chávez vapuleaba, y comprobó que nunca volvieron a lucir, salvo, tal vez, el incombustible portorriqueño Héctor «Macho» Camacho (q.e.p.d.) y el escurridizo virginiano Pernell Whitaker. Ni Azabache Martínez, ni Chapo Rosario, ni Greg Haugen, ni Roger Mayweather, ni Refugio Rojas, ni José Luis Ramírez… Ni siquiera Frankie Randall, el primero en sentar en la lona a J.C. Chávez, volvió a ser lo que era.

Ahí están los récords relacionados de todos sus rivales, y tras cruzar guantes con él y ser demolidos, poco más hicieron en el mundo de fistiana.

Chávez y Taylor volvieron a encerrarse en un cuadrilátero cuatro años y medio después. Mientras el Guerrero Mexicano había seguido una trayectoria ascendente, Meldrick Taylor ya no era lo que fue, habiendo acumulado entretanto dos dolorosas derrotas, dos derrotas terribles.

Aunque sí es cierto que algo nos hacía temer a cada combate un tropezón de Julio César Chávez, quizá porque venía de sufrir aquel descalabro a puños de «el Cirujano» de Alabama, Frankie «The Surgeon» Randall, quizá por la edad, quizá porque entreveíamos que ya no era el mismo, aunque estábamos ajenos en España al terrible trauma que padecía.

Sea como fuere, Meldrick Taylor era un rival de los de no descuidarse, y Chávez tenía ya 32 años. Los récords… El del aspirante, rincón azul, 32(18)-3-1; el del campeón, esquina roja, 90(77)-1-1.

El combate tuvo lugar el 17 de septiembre de 1994, en el MGM Grand, Grand Garden Arena, de Las Vegas, Nevada, en los Estados Unidos. En disputa el título mundial superligero del WBC, cuyo propietario era nuestro mexicano favorito. El árbitro, uno de los mejores, el sheriff de Nevada, Mills Lane. ¡Qué soberbia arenga que echa a los boxeadores antes del «touch gloves»!:
—¿Alguna pregunta tiene el aspirante…? ¿Alguna pregunta tiene el campeón…? Pues vamos a seguir adelante…

Y la pelea quedaba lista para comenzar.

Como ya empieza a ser habitual en Touch Gloves, os dejamos un enlace alternativo, éste con himnos (en los que no creemos, pero estos mexicanos saben poner la piel de gallina con un himno tan marcial como el que tienen), lujosa presentación a cargo de Jimmy Lennon Jr. y todo el colorido del habitual espectáculo veguense.

Pero os debe quedar claro que Meldrick Taylor fue un grandísimo, un enorme boxeador. Uno de los mejores, y se enfrentó a uno tan grande como él. Entre el primer y este segundo combate con J.C. Chávez, Taylor sufrió dos durísimas derrotas en cinco meses por TKO, primero ante Terry Norris y luego frente a Crisanto España. Poneros estos dos buenos combates no os daría la dimensión exacta de la grandeza de Meldrick Taylor. Queda pendiente, pues, el ofreceros un combate que le haga justicia.