Os vamos a proponer un combate de altura: ni más ni menos que el gigantón Nicolai Valuev, con 2,13 m de estatura y 2,16 m de envergadura, apodado El Gigante Ruso, en la primera defensa de su reconquistado título mundial del peso pesado homologado por la WBA, iba a enfrentarse a todo un coloso, un guerrero, un gladiador, un púgil que nunca le hizo ascos a nadie: Evander Holyfield, que en comparación con el de San Petersburgo, su 1,89 m de altura, con 1,98 m de envergadura, iba a darle la traza de un peso welter enfrentado a un peso completo.
El combate tuvo lugar en Suiza, en el Hallenstadion de Zurich, y como no podía ser de otra manera, habida cuenta de la latitud donde se escenificaba, los himnos fueron interpretados preciosistamente en una versión que desde nuestra ignorancia artística calificaríamos como música de cámara. No somos partidarios de los himnos en los eventos deportivos, como ya os hemos explicado en otras ocasiones, pero al menos esta versión tiene a su favor ser bastante neutra en lo que a patrioterismos y nacionalismos hace referencia.
El público estaba mayoritariamente con la leyenda de Alabama, aunque algunos rusos sí que se dieron cita en la ciudad sede de la FIFA y de la IIHF, una ciudad reconocida mundialmente entre las que proporciona mayor calidad de vida a sus residentes. Nos ha resultado curioso observar cómo ese mismo público se derrite cuando Michael Buffer entona su mítico «ladys and gentlemen, from Zurich, Switzerland; let’s get ready to rumble…». La televisión obra estos milagros cruzando el planeta, y lo que nos parece mítico por no poder tocarlo, un día nos visita en nuestra ciudad. El pleito se dirimió el 20 de diciembre de 2008.
Holyfield, como retador, acudió a la cita con 97’200 kg y 46 años, que no son pocos, aunque tampoco muchos a la vista de cómo se movía, con un palmarés de 42(26)-9(2)-2. Valuev, el campeón, con 35 años, elevó el fiel de la báscula hasta los 141,000 kg, y llegaba con un registro de 49(34)-1, al que hay que añadir un combate sin decisión que había tenido lugar en mayo de 1999.
Hechas las presentaciones oportunas debemos deciros que los jueces de la contienda no están precisamente entre los más conocidos, y ninguno coincidió con nosotros en la apreciación del combate (que vimos en directo a través de Internet, aunque recordamos que nos fundieron la señal en los dos últimos asaltos). El campeonato se resolvió con decisión mayoritaria al puntuar el panameño combate nulo. El sueco vio un combate ajustado y lo resolvió por un punto contrariamente a nuestro parecer. Y el italiano debía estar al lado de las ring girls porque se despistó bastante dando cuatro puntos de diferencia.
Así pues, sacad una hoja de papel y un bolígrafo e id tomando nota asalto tras asalto, y nos decís en los comentarios (a ver si empezáis a animaros, ¡jopelas!) si coincidís con nosotros, con el panameño, con el sueco o también os gustaron las ring girls 😉 .
La pelea viene en dos cortes, con presentación incluida, como debe ser. No es calidad HD, pero la que tiene es suficiente para disfrutar de un gran combate de boxeo por el título mundial de los pesos pesados.