Nos ha llegado la noticia ayer pero no nos fue posible postearla.
Mañana sábado, en el polideportivo de Oñón, en Mieres, a las 18:00 horas, se disputarán los campeonatos de Asturias de Kickboxing, versión Federación Asturiana de Kickboxing (FAK). Ya sabéis que en nuestra comunidad autónoma el kickboxing se encuentra dividido desde su origen federativo y la Federación Española de Kickboxing (FEK) ha instituido una delegación territorial, pues la federación asturiana no se ha integrado nunca en ella. Tras más de quince años, unos y otros, han sido incapaces de reunirse y ceder. Entre todos la tenían y el kickboxing, él solito, se está muriendo.
Desde la delegación de la FEK en Asturias no se organizan competiciones de kickboxing, y en los campeonatos nacionales celebrados hace escasas fechas, según nos hemos informado esta misma semana, hubo púgiles que se coronaron campeones nacionales sin rival alguno.
No es que estén mucho mejor en la FAK, aunque al menos sí organizan algunas peleas al cabo del año. Pero sus campeones no pueden acudir a demostrar su valía en los campeonatos nacionales oficiales, los que respalda y avala el CSD, con su sistema becado de deportistas de alto nivel. Así pues, los campeones asturianos se diluyen en unos campeonatos organizados por la Confederación Española de Kickboxing (CEK) —recientemente ha trocado su nombre en Consejo Español de Kickboxing Thaiboxing (CEKT)—, que por incompatibilidades legales reciben el nombre de campeonatos interautonómicos a los que acuden representantes de unas cuatro autonomías.
Caos total no sólo en el kickboxing asturiano sino también en el kickboxing español, con el consiguiente deterioro de la imagen y la credibilidad para unos y otros.
Y la situación tiende a perpetuarse durante un buen puñado de años más. Ni los dirigentes de una parte ni los de otra son capaces de sentarse a negociar. Pero no creáis que están aquejados de alguna dolencia o incapacidad. Sencillamente cada uno está a gusto sintiéndose dueño de su corralito y —lo que es más importante— disfrutando con que la otra parte no ponga las manos sobre su trocito de la tarta.
No es de extrañar que con este panorama el boxeo esté repuntando en número de veladas, en número de licencias, y en la estima del aficionado a los deportes de combate.
Continúen así, señores, pero no sean tan hipócritas de presentarse como adalides y estandartes de un deporte que acabarán enterrando.