Sendos homenajes

Como os decíamos el otro día, en la primera entrada tras este paréntesis en nuestro ritmo de publicación vamos a realizar sendos homenajes póstumos a dos efímeros campeones del peso pesado.

El día 1 del presente mes de septiembre fallecía Tommy «El Duque» Morrison, sobrino-nieto del mítico John Wayne, de quien tomó su apodo.

Morrison se hizo famoso por su participación en Rocky V como Tommy Gunn. Pero también se ganó a pulso su fama de buen boxeador. Su récord de 48(42)-3(3)-1 lo muestra como el auténtico cañonero que era.

Se convirtió en la recurrente «esperanza blanca» durante los años 90 del pasado siglo XX. Hasta que se topó con Ray Mercer, un más que buen púgil sin llegar a ser una de las estrellas del peso pesado, que lo noqueó de forma sorpresiva. Desde aquel día a Morrison le persiguió una inmerecida fama de tener mandíbula de cristal a tenor de su registro pugilístico. Encajaba como todos en el peso pesado: hasta que le entraba la mano que no ves llegar… Como a todos.

Os dejamos un par de combates suyos. Primero el que le opuso a Georges «Big» Foreman el 7 de junio de 1993, en el Thomas & Mack Center de Las Vegas, Nevada, en los USA, por el título vacante del peso completo de la WBO.

Dos años después, el 10 de junio de 1995, se enfrentó a otro armario, el ya conocido en este blog Donovan «Razor» Ruddock. Llama la atención los poderosos deltoides que lucen ambos contendientes. Un duelo de cañoneros que no llegaría al límite. El combate se escenificó en el Municipal Auditorium de Kansas City, en Missouri (USA) por el título vacante peso pesado del International Boxing Council (IBC), una federación menor que pululaba y sigue pululando por el panorama profesional boxístico añadiendo una nueva combinación al acostumbrado baile de siglas.

Se descubriría que el Duque Morrison era portador del virus del VIH (SIDA) en 1996, con motivo de su enfrentamiento con Arthur Weathers, lo que canceló la pelea y supuso el retiro del rubio Tommy Morrison.

Volvería a los cuadriláteros en febrero de 2007 y en el mismo mes de 2008 para despachar a sendos rivales por fuera de combate, como acostumbraba. Pero aquí terminó su aventura boxística.

Ha muerto a la edad de 44 años con su viuda tratando de reivindicar que su muerte se ha debido a causas ajenas a su infección por el virus del SIDA. Él defendió siempre que no había contraído la enfermedad.

El otro grande que nos ha dejado es Ken Norton del que ya hablamos en Touch Gloves con motivo de la serie de documentales sobre Muhammad Alí que os hemos presentado hace pocos meses.

Norton fue otro killer de los ensogados en los pesos completos. Memorable fue su primera pelea contra Muhammad Alí, al que le partió la mandíbula. Luego volvieron a encontrarse un par de veces más, protagonizando ambos una trilogía que os enlazaremos próximamente.

Su registro profesional es de 42(33)-7(4)-1, y a pesar de la comparación de estos números con los del Morrison, a Norton le precedía una fama de gran encajador. Ken Norton se inició en el boxeo en su etapa de marine y debutó en el profesionalismo en 1967; tras retirarse de los entarimados incursionó en el cine y fue comentarista de boxeo.

Ken Norton abandonó este mundo el pasado 18 de septiembre a la edad de 70 años, y a su hijo homónimo le correspondió dar la noticia al mundo. Ken Norton Jr. es ahora un reconocido entrenador de linebackers en los Seahawks de Seattle en la NFL (los linebackers forman en el equipo defensivo del fútbol americano, necesitando ser un gran atleta para formar en este puesto). Él mismo fue linebacker durante 15 años en la NFL, militando, entre otros equipos, en los 49ers de San Francisco.

En 1986 Ken Norton sufrió un accidente automovilístico del que nunca se logró recuperar plenamente. Aunque su recuperación, como corresponde a una fuerza de la naturaleza, fue sorprendente: «Los médicos me dijeron que nunca volvería a caminar ni a hablar», dijo Norton en 2011 durante una sesión de firma de autógrafos en Las Vegas. Norton había visto deteriorada su salud en los últimos años, luego de sufrir una serie de apoplejías.

Descansen en paz ambas glorias pugilísticas, frase clásica y manida, pero es que tampoco podemos hacer más desde aquí.

Lo que si podemos hacer es a proponeros una soberbia pelea, un peleyón (como dice Óscar de la Hoya) que está reconocida como una de las más grandes, ocupando para algunos expertos un lugar privilegiado entre las diez mejores peleas del peso pesado de todos los tiempos. Y para la prestigiosa The Ring, el último asalto es el séptimo más emocionante de toda la historia del boxeo. Se trata de la que le enfrentó a Larry Holmes por el título mundial del WBC el 9 de junio de 1978 en el Sports Pavilion del Caesars Palace de Las Vegas, en Nevada (USA). El árbitro fue nuestro muy apreciado Mills Lane, juez en muchos de los mejores pleitos boxísticos de los últimos años. La puntuación fue muy muy cerrada: 143-142; 143-142; y 142-143 para el ganador (recordad que los títulos mundiales en aquellos años se disputaban a la distancia de 15 asaltos).

mira quién fue el ganador de la pelea Desvelar

Un comentario en “Sendos homenajes

  1. Información Bitacoras.com

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