El nuevo guerrero mexicano

Que sí, que sí, que no tenemos perdón. Que esta bitácora está algo abandonada, pero la verdad es que no tenemos tiempo para actualizarla como os merecéis. Ya sabemos que cada vez que entráis salís decepcionados por no ver nuevos contenidos. Paciencia… y como reparación del agravio os vamos a dejar al combate que este pasado fin de semana enfrentó a Juan Manuel Márquez contra Timothy Bradley.

Márquez lleva la marca indeleble de su país, y ha tomado el relevo de quien fuera el rey del boxeo, Julio César Chávez, el guerrero mexicano original. Y ya se merece por derecho propio este apelativo. Juan Manuel Márquez es el guerrero mexicano actual.

El resultado del combate (título welter de la WBO en juego) tuvo que decidirse a los puntos y aunque la mayoría de expertos (la casi totalidad no latinos[1]) reconocen una ajustada victoria del moreno evasivo, Márquez y su entrenador, el legendario don Nacho Beristáin, se sienten robados una vez más en la ciudad del pecado, y clama el actual guerrero mexicano que debe ganar por nocaut para que en Las Vegas le den ganador. La pelea es para verla con calma y sin pasión, aunque entonces… ¿para qué se quiere ver una pelea?

Bueno, pues para sacarle todo el condimento técnico y toda la sustancia táctica. Aunque es cierto que Bradley no gusta a la crítica, quizá porque no practica ese boxeo agresivo tan en boga hoy en día, quizá porque a pesar de enfrentarse a grandes púgiles (no olvidemos que sigue invicto con un paupérrimo 31(12) a los ojos de muchos) gana sus peleas por la diferencia de un suspiro.

Él mismo tuvo el atrevimiento de postularse como uno de los tres mejores boxeadores actuales kilo a kilo en la entrevista que le hicieron a pie de ring.

La pelea tuvo lugar en el Thomas & Mack Center, de Las Vegas, en Nevada, Estados Unidos, el 12 de octubre de 2013, y está listo para descarga en el siguiente enlace:

Tenemos una sorpresa agradable para vosotros, y es la edición íntegra del programa en castellano «A los golpes» del día lunes 14 de octubre dedicada casi en exclusiva a este pleito, y donde su conductor, Bernardo Osuna, comparte plató con dos leyendas de los cuadriláteros: Julio César Chávez y el réferi Joe Cortez.

[1] Sabido es que el mundo se divide en dos clases de personas: los latinos y los que les gustaría serlo.