Nuestro apoyo a Gallo Nero

Gallo Nero es una joven editorial que arriesga presentado títulos que son más que muy interesantes y que se encuentran lejos de las estanterías de los superventas. Sus publicaciones, cuidadas hasta el detalle, hacen que sus ejemplares sean obras dignas de figurar en la biblioteca del aficionado a cualquiera de sus múltiples temáticas.

Sobre boxeo ya llevan presentados dos volúmenes que juzgamos de elevado interés para nosotros, los amantes del noble arte.

Acabamos de recibir, y ya estamos absortos, enfrascados en su relectura, el libro «El combate del siglo«, de Jack London, del que os hemos hablado hace poco.

London, corresponsal destacado en Reno durante los 10 días previos al combate que enfrentó a Jack Johnson y a James Jeffries, envía su crónica diaria al rotativo que le paga revelando de forma ora velada ora manifiesta su preferencia por el luchador blanco. Su racismo se va abriendo paso aún muy a su pesar entre las líneas de sus reportes. Racismo del puro, racismo genuino, no la pátina de racismo con la que nos carga esta apocada, timorata y gazmoña sociedad (regida por apocados, timoratos y gazmoños dirigentes y ‘dirigentas’) que nos impide llamar negro al negro, algo tan estúpido como si fuera censurable llamar mujer a una mujer.

El racismo de Jack London y el de toda la sociedad americana en aquel lejano 1910 era genuino porque deseaban fervientemente que el blanco noqueara al negro por el mero hecho de ser negro, no porque fuera un vago que viviera a cuenta del dinero público sin dar golpe o un advenedizo mantenido en patria ajena.

Mientras, Jeffries se vio obligado a encarnar lo que se vino a llamar por primera vez «la esperanza blanca», y fue consciente de ello en todo momento, pues volvió de su retiro como campeón invicto sólo para sacudirle la badana al negro después de haberse negado por noningentésima nonagésima nona vez a pelear con Jack Johnson sólo porque era negro, motivo que exponía pública y abiertamente en las escasas entrevistas que concedía.

El libro viene respaldado con un ensayo que muestra (1) la situación previa al combate, (2) las presiones que sufrió Jeffries para que recuperara «el orgullo de la raza blanca» (ojo, la blanca en general, no la aria ni otras paparruchas similares), (3) la expectación que generó el combate, (4) el rechazo generalizado que sufrió la comercialización de la grabación de la pelea después de que el negro tejano le zumbara a base de bien al calderero blanco, (5) los disturbios raciales que siguieron a la victoria del campeón de ébano de dorada sonrisa, y (6) el doble lenguaje con que los poderes públicos y los poderes fácticos manejaron el asunto para prohibir la proyección pública de la zurra que el negro le dio al blanco.

La censura por parte de los poderes públicos hizo que los productores perdieran mucho mucho dinero. En el libro encontraréis frases como ésta: «La censura cinematográfica nació al tiempo que las objeciones al boxeo». Encontraréis que el acoso al boxeo data ya de comienzos del siglo XX e incluso de la década anterior, cuando los púgiles negros se enfrentaban a los púgiles blancos y les propinaban duras cueradas. Se trataba de silenciar la supremacía de la raza negra en un deporte varonil como el boxeo, en aquel entonces el deporte por excelencia. Y las grabaciones y proyecciones de los combates fueron proscritas en estados y municipios norteamericanos.

Cien años después, todavía el negro presidente norteamericano, Barack Obama, se está pensando si emitir una disposición indultando legal y póstumamente a Jack Johnson por los crímenes de ser negro, ser joven, ser rico y ser un excelente deportista. Como véis, la NFL y la NBA están llenos de personajes casi iguales a Jack Johnson (sólo que la vida les es infinitamente más fácil gracias en gran parte a figuras centenarias como la del gigante de Galveston).

En el enlace del párrafo precedente encontraréis otro enlace desde el que podréis firmar la petición de indulto póstumo, ayudando así a Mike Tyson en su cruzada en favor de su compatriota. Nosotros la hemos firmado hace varios meses, y cuál no sería nuestra sorpresa cuando al poco tiempo, olvidado ya nuestro gesto, recibimos una carta de Mike Tyson agradeciéndonos nuestra firma (por supuesto el email de agradecimiento es generado de forma automática por el sistema donde se aloja la petición).

Si os compráis o/y os leéis el libro adquiriréis un conocimiento de la historia del boxeo (y de una parte importante de la historia del mundo) que os colocará en condiciones de entender muchas de las situaciones que ocurren a vuestro alrededor y para las que no tenéis una respuesta rápida. De verdad que estas páginas son una joya. Como anécdota nos hemos enterado de que el combate se pactó a 45 asaltos de tres minutos con guantes de 5 onzas: casi el cuádruple de asaltos que para un título mundial actual con guantes que pesaban menos de la mitad de los actuales; imaginad la mentalidad de estos hombres cuando subieron al cuadrilátero.

Del segundo libro no os vamos a poder dar noticia personal de él, pero sí os podemos asegurar que lo vamos a adquirir en breve, posiblemente solicitándolo vía Internet como auto-regalo navideño. Se trata de «El profesional«, una crónica-novela del mes previo a un combate ficticio narrado por un Frank Hughes, periodista deportivo. El autor es un auténtico (y experto) periodista deportivo como W. C. Heinz. ¿Que quién fue Wilfred Charles Heinz? Pues mejor os leéis esta otra reseña del libro en Boxeo Total y os enteráis de la magnitud del señor Heinz y de qué va el libro.

Con todo ello, expresamos nuestro apoyo a la editorial Gallo Nero, y les animamos a seguir publicando títulos con la temática del boxeo como fondo o como trasfondo. Pero a nosotros, lectores y entusiastas del arte de fistiana, corresponde hacerles llegar nuestro agradecimiento en forma de compras, para que así puedan seguir publicando. De vosotros depende…