Aaaah… Aquel combate…

El combate de combates, pelea del año en 1990 (FOTY), la batalla que fidelizó al boxeo a legiones de aficionados, un peleón, dos colosos frente a frente, dos púgiles imbatidos, en plenitud de facultades, en la mejor edad, unificación de coronas WBC e IBF del superligero, duelo de gigantes, el mejor árbitro del momento, una noche mágica sobre el desierto de Nevada hace 24 años (se cumplieron el lunes de esta semana), un drama en 12 capítulos… Cualquier cosa que digamos será insuficiente. Y no vamos a decir mucho más. Poder verlo en cualquier momento es un deleite, un goce para los sentidos de todo amante al noble arte. Quienes lo vimos en directo atesoramos un recuerdo emocional que guardaremos hasta el final. Haberlo presenciado en vivo… Tuvo que ser la hostia…

Preparaos a ver el combate de la década de los noventa: Julio César Chávez vs Meldrick Taylor en el Hilton Hotel, de Las Vegas, Nevada, en los Estados Unidos, el 17 de marzo de 1990.

Meldrick Taylor, 23 años, de Filadelfia (USA), el pistolero más rápido del oeste, medalla de oro en los JJ.OO. de Los Ángeles 1984 (¡con 18 años!), campeón superligero de la IBF, con un récord de 24(14)-0-1.

Julio César Chávez, 27 años, de Culiacán (México), el hombre de la bala en la recámara del Magnum .44, profesional desde los 17 años, campeón superligero del WBC, 66(56).

Os dejamos dos enlaces alternativos por si las moscas (interneteras). Aquí el primero:

Recordad que podéis descargaros los vídeos de Youtube utilizando la aplicación que os dejamos en el sidebar derecho, en el enlace «bitácora: enlaces útiles». Sólo tenéis que copiar la dirección de descarga (abrid Youtube pinchando en el icono que hay al pie de cada vídeo) y pegarla en el cuadro de texto de la web indicada. Luego habéis de seguir las instrucciones en pantalla y elegir la calidad del vídeo descargado. Aquí os dejamos el otro enlace alternativo:

Aprended lo que es boxeo de alta escuela, porque noches como ésta no es fácil vivir media docena en una larga vida. Sobre todo si ibas con uno de los púgiles. Nosotros en aquellas fechas éramos jóvenes y teníamos nuestras preferencias. Ahora hemos conseguido ver los combates desde la distancia, sin preferencias personales… y que gane el mejor. Hemos perdido en emociones pero quizá hayamos ganado en objetividad. Al ver los combates sin pasión quizá los disfrutamos más… o quizá lo hagamos de una manera diferente. Y tratamos de aprender de todos (buenos, feos y malos) ya que todo boxeador es un tipo que merece la pena ser escuchado porque tiene mucho que contar.