Boxeo Ferroviario

Hoy toca documental, que sabemos que os gustan y los retweeteáis a vuestros colegas. A ver si os traéis esos colegas al gimnasio, que el boxeo está de moda.

Argentina, tierra de promisión, en la naturaleza y en el boxeo. País (uno de los pocos) que ayudó a España tras terminar nuestra guerra civil, país que siempre ha dado grandísimos boxeadores, encabezados por el inigualable Carlos Monzón y el legendario Luis Ángel Firpo, quien sacó del ring al mismísimo Jack Dempsey de un castañazo, tardando el mítico «Torturador de Manassa» más de diez segundos en volver al ring (que a ninguno de los presentes en aquella tarde de mediados de septiembre de 1923 en el Polo Grounds de New York interesó computar), teniendo que ser ayudado el campeón por los periodistas, e incluso, según se cuenta en los mentideros boxísticos, por el árbitro.

Históricos púgiles nos ha dado Argentina: Nicolino Locche, Goyo Peralta y Ringo Bonavena en los años sesenta y setenta, los inolvidables Látigo Coggi, Julio César Vásquez o Locomotora Castro más recientemente, o Marcos Maidana, Lucas Matthysse y Maravilla Martínez en el momento actual, que en España siempre tuvimos facilidad para acoger como propios a estos talentosos púgiles venidos del Río de la Plata y alrededores. Alrededores tan enormes como media Europa, por supuesto. Y no podemos olvidar a dos de las musas boxísticas de este blog, las campeonas mundiales Yésica Bopp y Carolina Duer.

El documental que os traemos nos habla de un gimnasio invisible para la ciudadanía, pero muy conocido y respetado por los adeptos al noble arte de las dieciséis cuerdas. Las imágenes tienen un sabor especial: diríamos que se puede percibir el olor a sudor, a cuero y a embrocación a través de la pantalla.

No nos dilatamos más, que estáis deseosos de darle al play. Un pequeño aviso… lamentablemente el documental está dividido en dos partes, pero la segunda apenas suma cuatro minutos.