Golovkin vs Monroe

Nueva victoria del kazajo Golovkin que lleva ahora un récord de 33(30) y 20 nocáuts consecutivos. Su última victoria a los puntos fue hace siete años. Esta vez la víctima fue Willie Monroe Jr., un buen boxeador que llevaba un palmarés de 19(6)-1 (la derrota la había sumado en decisión dividida). Algo más hay que decir de este combate, que tuvo lugar el pasado sábado 16 de mayo en el mítico Forum, de Inglewood, en California (USA), y es que en disputa estaba más de una faja del peso medio: el internacional de la WBO, y el super world de la WBA. El interino del WBC (organismo que mantiene a Miguel Cotto como campeón mundial) estaba también en el lote, pero Monroe no cumplió con las reglas del Consejo antes de la pelea.

Boxeo: Uchiyama vs Chuwatana

Soberbio KO del campeón japonés del superpluma WBA sobre un Chuwatana (tailandés) al que hizo parecer novato.

A pesar del endémico mal pisar de los boxeadores orientales —el que peor pisa de todos los campeones es Pacquiao y con diferencia (!)— el nipón lleva un récord de 23(19)-0-1 y la Asociación Mundial de Boxeo lo clasifica como supercampeón, siendo ésta su décima defensa del título mundial (como curiosidad os diré que Takashi Uchiyama nació en Kasukabe, justo donde ficticiamente vive el personaje de manga y anime Shin Chan).

Sin embargo el tailandés subía al ring imbatido, con una tarjeta acreditada en boxeo de 9(4). Si echáis un vistazo a sus estadísticas comprobaréis que esos nueve combates no fueron precisamente contra cuáqueros. Traía cinco combates disputados a la distancia máxima de 12 rounds, habiendo cubierto todo el trayecto en cuatro de ellos, y siendo campeón de Asia-Pacífico (OPBF). Llama la atención que en el ranquin tailandés está el primero de sólo 22 boxeadores, con la inagotable cantera que en ese país existe. Jomthong Chuwatana tiene un total de 233 peleas de kickboxing (posiblemente de la especialidad muay thai), con 193-36-4.

Así pues, el amigo Chuwatana de esto de las dieciséis cuerdas sabía y bastante, lo cual no hace más que engrandecer el desempeño que mostró Uchiyama. Os dejo con el combate, que se disputó en el Ota-City General Gymnasium de Tokyo, Japón, el pasado miércoles 6 de mayo (de 2015).

116-112; 118-110; 116-112

Ambiente de gala en el MGM de Las Vegas para acoger al último combate del siglo. No recuerdo ninguna pelea por el título en el que los dos mejores y más solicitados ringannouncer compartieran micrófono: Jimmy Lennon Jr. y Michael Buffer actuaron ambos como maestros de ceremonias.


Jimmy Lennon Jr.

Michael Buffer

Combate complicado de enjuiciar con las cartulinas en la mano. A bote pronto me parece que a Dave Moretti no le dieron un buen asiento (conste que los combates, vistos desde otro ángulo, suelen dar una impresión diferente, pero no como para otorgar a Pacquiao únicamente dos asaltos ganados).

Combate controvertido sobre todo para los fanáticos que querían que ganara un maestro de boxeo sobre el otro. Y es que así no hay manera de enjuiciar nada ni de razonar con nadie. Pensemos que los dos primeros y los dos últimos rounds los ganó claramente Mayweather (el segundo por escaso margen, pero lo ganó claramente). ¿Es que de los ocho que quedan el de Grand Rapids no ganó tres rondas más?

No he puntuado el combate, entre otras cosas porque no se disfruta igual. Sólo se está atento a las manos y no a otras delicatessen como fintas, esquivas, desplazamientos, combinaciones… tácticas, estrategias, tempos…


Sale Pacquiao

Pero me da que al menos Mayweather sí ganó siete asaltos. Así pues, un 115-113 quizá hubiera sido lo más justo. Conste que al finalizar la pelea pensé que iban a dar nulo. Luego pensé que no se atreverían a quitarle los dos ceritos a Mayweather. Y dejé de elucubrar en esa línea porque entonces no merecía la pena pasar una noche toledana.

Anticipé que ambos estarían más pendientes de no dar comodidades al rival que de encontrar su distancia. Mayweather no lució como otras veces. Pacquiao tampoco lo hizo como antaño.

Mayweather estuvo muy activo en defensa pero demasiado pasivo en ataque y contraataque, con lo que sacó muy pocas manos, aunque la mayor parte llegaban al objetivo. Pacquiao sí estuvo más activo en ataque, pero la mayor parte de sus golpes o no llegaban o se estrellaban contra los guantes y los brazos del moreno. Ninguno de los dos dejó que su rival hiciera lo que quería. La frustración de Mayweather era no poder contragolpear a un blanco tremendamente rápido. La de Pacquiao era no atrapar una sombra tremendamente elusiva.


Sale Mayweather

Pero ambos tuvieron gestos de maestros del boxeo. Bajar la guardia y esperar a Pacquiao contra las cuerdas y salir vivo sólo lo puede hacer Mayweather. Replicar a los jabs relampagueantes de Mayweather y llegarle claramente sólo lo puede hacer Pacquiao. Pero no siempre se daban estas fruslería. A medida que transcurre el combate ambos contendientes van aprendiendo de su rival, y estos dos aprendieron rápido como alumnos aventajados el uno del otro.

El combate no fue un intercambio de palos como los ignorantes del boxeo —que hay muchos por esos gimnasios de dios— propugnan: llevarse dos manos para intentar meter tres es mal negocio. Allá ellos y allá sus incautos pupilos.

El combate hizo honor a su título: fue otro de los combates del siglo, aunque lo más seguro es que nadie lo vote como pelea del año. Y es que no se habla de lo mismo. Fue un muy buen combate, fue un duelo de voluntades, fue un toma y daca en el terreno táctico (los golpes se ven; para ver la táctica hay que estar atento; la estrategia no se ve, se alcanza).


Toe-to-toe en el centro del ring

En definitiva, ganó Floyd Mayweather Jr. con justicia, pero a mi modo de ver no con la justicia que han aplicado sus señorías. Cuatro asaltos de diferencia (Mayweather 8 y Pacquiao 4) se me antoja algo excesivo. Ocho asaltos de diferencia (Mayweather 10 y Pacquiao 2) creo que es una injusticia. Mi impresión es un 115-113, es decir, Mayweather ganó 7 rounds y Pacquiao 5. Ajustar más sería conceder un nulo, seis asaltos para cada uno, que no me lo pareció.

Boxeo: esta noche Mayweather vs Pacquiao

Esta noche ahí estaré, frente al ordenador convertido en gran pantalla de televisión, con un grupo de buenos amigos, para presenciar el combate más esperado de los últimos años. Ya sabéis que no voy con ninguno (ambos son millonarios y ni saben que existo), pero creo que ganará Mayweather, aunque huelga decir que en un cruce de manos todo puede pasar.

Éste es de esos combates en los que para hacer un pronóstico es preciso dividir los doce rounds en 3 ó 4 actos y en función de lo que vaya ocurriendo se podrá pronosticar lo que pueda llegar a ocurrir.

Todo hace pensar que si Mayweather encuentra pronto su distancia, si no se lía a palos (que no lo hará), y si está «on fire», como dicen los americanos, es decir, si se encuentra en plenas facultades y totalmente entonado, entonces es posible que Pacquiao se vaya a la zona mequetrefe, como dicen mis amigos de Panamá. Esto lo sabe Freddy Roach y a buen seguro habrá estado trabajando las fintas para entrar en media distancia, los pasos laterales para acortar el ring, los clinchs y sus salidas, los golpes abiertos (crochets y voleas) y un amplio repertorio de combinaciones y automatismos. También esto lo sabe Floyd Mayweather padre y habrá trabajado a su hijo y pupilo en consecuencia.

Es por este motivo, por conocerse todo de ellos después de más de cien combates disputados entre ambos, que el combate pueda parecer feo en sus comienzos. Ambos tratarán de impedir que el otro se encuentre cómodo antes que tratar de encontrar su propia distancia, que como todos sabemos varía en función del rival. Como dijo alguien que sabía bastante de esto «un combate es un duelo de voluntades», y es probable que durante los cuatro o seis primeros asaltos veamos un duelo de posicionamientos y estrategias. Para los que no entienden de este tipo de boxeo, y os aseguro que hay muchos por esos gimnasios de dios, el combate será un truño. Pero para los que tenemos la suerte de haber sido instruidos en ver más allá del gancho y el directo será un duelo apasionante. Pero no olvidéis que toda estrategia se viene abajo cuando llega una mano contundente; Holyfield lo definió en una frase: «el golpe que te tumba es el que no ves llegar».

Sería una pena que el pleito finalizara antes de llegar a su ecuador. Y más si lo hace por un corte o una descalificación.

Pasados los seis primeros asaltos empezaremos a comprobar la forma física de ambos maestros del boxeo. Apuesto a que es óptima en ambos púgiles, pero uno comenzará a desgastarse un poco antes que el otro: es una ley lógica. Dependerá del esfuerzo realizado y del castigo encajado hasta entonces. Si Pacquiao llega a los asaltos finales claramente por debajo en las cartulinas quizá intente acelerar sus acciones y enloquecer el combate (hacerlo en los primeros asaltos sería un error de principiante). Mayweather lo sabrá y debería comenzar a bailar dejando a Pacquiao fuera de distancia durante la mayor parte del tiempo. Si se diera esta situación, estaremos atentos a la dinamita que se lance en los escasos momentos en que se crucen golpes, que los habrá, y serán varios. Pero recordemos que pegar con toda la potencia desgasta rápido, máxime si se golpea al aire.

No podemos olvidar que Mayweather tiene muy buenos nocauts en su haber y que Pacquiao ya ha sido noqueado contundentemente. Digo esto porque a tenor de algunos comentarios parece como si uno sólo tuviera pegada y el otro sólo supiera esquivar. Repito, esta noche se enfrentarán dos maestros de boxeo. Ambos pegan lo suficientemente duro como para poner a dormir a su rival, ambos tienen un amplio repertorio de golpes como para sorprender a su rival, y ambos saben de esgrima y defensa como para darnos mil y una lecciones a todos los que nos atrevemos a enjuiciar el combate.

Vuelvo y repito: no voy con ninguno, pero creo que el preciosismo de Floyd Mayweather debería imponerse —si el combate llega al fallo arbitral— al boxeo más contundente de Manny Pacquiao. Pero nadie, ni siquiera ellos, saben lo que va a ocurrir esta noche a partir de las 05:00 de la mañana hora española.

Para que no me lo cuenten pasaré una noche toledana ante el televisor en compañía de buenos amigos expertos en combates de boxeo.